Intoxicación por anís estrellado


Beber una taza de té diaria hará morir de hambre al farmacéutico 
(proverbio chino). 

Frase milenaria que sin embargo, tiene su lado peligroso en los tiempos actuales.

La intoxicación por infusiones caseras como el té de anís estrellado es un motivo de consulta  frecuente en Latinoamérica. 

La intoxicación por infusiones caseras que se administran a pacientes lactantes, especialmente en el grupo etario de menos de 12 meses de vida, es un tema clásico de consulta pediátrica. 

Pese a la recomendación popular de que es un “remedio natural”, su uso no está exento de reacciones adversas.

Los síntomas mas frecuentes en el paciente intoxicado son de orden neurológico y gastrointestinal. Irritabilidad, nistagmus (movimientos anormales y cíclicos de los ojos), mioclonías (movimientos repetitivos de grupos musculares, especialmente de los miembros), convulsiones y vómitos son datos con los que el asombrado padre podría encontrarse tras lo que se consideró una inocente administración de té por parte de los tíos, los abuelos o de los vecinos que se adjudican un profundo conocimiento de los beneficios de estas infusiones. 

Sin embargo, hay que enseñar a los padres de la actualidad, que los efectos conocidos son superados ampliamente en número por los efectos colaterales desconocidos. 

A continuación un ejemplo en un artículo científico español que servirá como “un botón de muestra”, en el siguiente link: http://www.analesdepediatria.org/es-intoxicacion-por-anis-estrellado-articulo-S1695403309004895

La circunstancia típica en la que la sabiduría popular transmitida de generación a generación lleva a la abuela a administrar un té de anís recién preparado al nuevo integrante de la familia, es la creencia de que los cólicos del lactante serán mitigados por la humeante infusión casera. 

Si la misma es de té de anís estrellado (nombre científico Illicium verum Hook), los síntomas se reportan hasta el 40% de los casos, variando la gravedad de los mismos. 

El fruto del anís de estrella contiene 5-8% de aceite esencial, constituido en su mayor parte por trans-anetol (80-90%), hidrocarburos monoterpénicos como limoneno y alfa pineno (5%), estragol, flavonoides, taninos, ácidos orgánicos, cumarinas, triterpenos y trazas de lactosas sesquiterénicas conocidas como verasatinas A, B y C.

Por su alto contenido de anetol y estragol el aceite esencial es neurotóxico, hepatotóxico y puede producir dermatitis de contacto e hipersensibilidad. 

Las verasatinas especialmente la A y B presentan un tropismo por las neuronas, produciendo convulsiones y toxicidad letal en ratones a dosis de 3mg/Kg por vía oral. 

La relación entre dosis altas de anís de estrella y síntomas neurológicos en niños se ha conocido desde hace tiempo, ya que las versatinas A y B son potentes inductores de convulsiones.

Las estrellas de la badiana del Japón contienen anisatinas y neoanisatinas, las cuales son antagonistas no competitivas de los receptores del ácido gamma amino butírico (GABA), estás están reconocidas como toxinas muy potentes de origen vegetal y tiene propiedades estimulantes del SNC (14-17). 

Debido a la similitud de ambas especies se ha dado la confusión en la comercialización y con ello un aumento en el número de las intoxicaciones.

El tiempo promedio de inicio de síntomas y signos de intoxicación por anís de estrella es de 11 horas, con un rango de 1 a 72 horas.

La gran mayoría de las intoxicaciones son debidas a la ingesta directa del té por el lactante pero se presentaron casos que permiten intuir que hay paso a través de la leche materna. 

La mayoría de las madres utilizan este tratamiento para aliviar principalmente los cólicos, seguidos de irritabilidad y vómitos.

Aunque el anís de estrella presente características terapéuticas, un uso inadecuado conlleva un riesgo elevado para la salud, debido a su neurotoxicidad y hepatotoxicidad; sobre todo en niños pequeños.

En casos extremos se han reportado fallos de órganos vitales. Algún interesado puede leer el siguiente artículo con fallo hepático como eje de la sintomatología del paciente (http://scielo.isciii.es/pdf/diges/v108n12/es_nota_clinica2.pdf).

En conclusión 
A los menores de 12 meses no debe administrarse tés de ningún tipo, pues los efectos colaterales potenciales exceden en gravedad y con mucho a los efectos conocidos terapéuticos. 

La dosis pediátricas no están suficientemente estudiadas por ende la administración de los mismos basándose en percepciones subjetivas pasadas de una generación a la siguiente equivalen a tomar medicaciones farmacéuticas  “a ojo”, con riesgo a veces para la vida.

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